"¿Tengo que preocuparme?"
Sí, esta fue la pregunta que le hice. Pobre de mí, una madre primeriza que hace apenas 3 meses que se estrenó en esto de los sufrimientos paternales. Son muchas cosas las que hay que aprender, y el tiempo corre a contrarreloj.
También son muchas, muchas más, las cosas maravillosas que me regala a cada instante.
De eso tratará este blog, de ir desentrañando las cosas que voy aprendiendo con el pequeño de la casa, o a propósito de él.
Volviendo al principio de la entrada, esa fue la pregunta que hice a la pediatra cuando trataba de decirme que mi hijo tenía bronquiolitis aguda. La pobre mujer no acertaba a darme una respuesta, quizá por eso de que soy madre primeriza y era la primera vez que mi hijo, de sólo tres meses (eso lo he dicho ya), se 'resfriaba'. Al final me dijo técnicamente cómo podía evolucionar la situación y me mandó para casa con un ventolín en una mano y cortisona en la otra (el carro lo llevaba mi cuñada, que gracias a Dios había llegado a penas 36 horas antes para pasar unos días con nosotros), pero no sin antes ponerle una mascarilla y auscultarle de nuevo para ver qué tal reaccionaba al tratamiento.
Pero no acabó todo ahí, al día siguiente el niño empeoró y la pediatra del centro médico nos mandó a urgencias del hospital. "Ahora sí tengo que preocuparme" dije yo cuando la doctora nos repitió varias veces que el niño no estaba ya para estar en casa antes de atreverse a comentar que "si fuese yo quien estuviese de guardia en urgencias lo ingresaría". Podéis imaginaros lo nerviosas que salimos Marta y yo de la consulta, lo nervioso que nos recogió Pablo y las malas 6 horas que nos tiramos en urgencias los 4 (aunque el niño, con fiebre ya, se enteraba de bien poco) entre pruebas y más pruebas para ver qué ocurría.
Así que tenía que haberme preocupado desde el primer momento, pero en vez de eso estuve dándole vueltas una y otra vez antes de atreverme a pasarme por el centro médico de 'urgencias'. ¿Por qué?, pues porque la sociedad de hoy en día estigmatiza a las madres primerizas, o así lo percibo yo ahora que formo parte de ese colectivo, y me daba vergüenza parecer una histérica que acude cada dos por tres al médico porque 'su nene tose y tiene mocos'. Me pasé dos días fijándome en si comía menos o no, si dormía menos o no, si hacía bien la caquita... total para no notar grandes cambios en eso pero acudir por notarle realmente extraño. Al final el niño ingresado y yo preguntando esta vez "¿he sido yo?".
¡¡Ánimo Clau, que sois unos papás geniales!! :)
ResponderEliminar¿Todo bien con Pedro? ¿Ya está mejor?
Como ves, ya me he hecho seguidora de tu blog. Espero que esta iniciativa tan buena tenga mucho éxito. Te seguiremos con ganas!
Un besito!
No foto, no comment
ResponderEliminarbueno... ya se ha pasado todo ¿no?
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