28 septiembre 2012

La historia de Baby Doe


    Hace unos días leí en uno de los blogs de los que soy asidua algo que me impactó muchísimo. Hoy voy a reproducirlo aquí para compartirlo con mis lectores habituales y aquellos que aterricen de casualidad.
 
 Baby Doe nació el 9 de Abril de 1982 en Bloomington, Indiana. Padecía un Síndrome de Down asociado a una fístula traqueo-esofágica por lo que no podía alimentarse. Una operación quirúrgica relativamente sencilla (a la que los médicos auguraban un 90% de posibilidades de éxito) hubiera solventado esta última patología y le hubiera permitido recibir alimento con normalidad. Sin embargo, sus padres rechazaron la cirugía. Aunque el bebé hubiera superado la operación, seguiría padeciendo Síndrome de Down, y preferían que el niño muriera antes que permitir que viviera con esa condición.

Baby Doe, nombre ficticio con el que se conoció el caso públicamente, estaba desamparado y su vida peligraba por culpa de sus propios padres. Tanto el hospital donde nació como los médicos (excepto el ginecólogo que había tratado a la madre), defendían la necesidad de operar al bebé y el derecho de éste a recibir atención médica como cualquier otro paciente. El caso se llevó con urgencia a los tribunales.

El obstetra que había atendido el parto reafirmó ante el juez que, en su opinión, la cirugía para solucionar la fístula traqueo-esofágica no tenía sentido ya que “la posibilidad de una calidad de vida adecuada era inexistente debido al severo e irreversible retardo mental del niño”. Sus prejuicios y el deseo de los padres de que su hijo muriera prevalecieron. Baby Doe ni siquiera contó con un tutor que velara por sus derechos durante la audiencia. El bebé murió a los seis días de inanición.

Hay que decir que antes de la muerte de Baby Doe, los abogados del hospital y representantes de los médicos apelaron la decisión del juez, pero los padres ganaron la apelación y no hubo tiempo para salvar al niño. Para entonces, varias parejas se habían ofrecido a adoptarlo.

Dos años después de la injusta muerte de Baby Doe, se aprobó la Ley conocida como “The Baby Doe Rules”, que condena como negligencia la no aplicación de tratamiento médico a un niño, cualquiera que sea su condición.

Muchos preguntan cuál es el verdadero nombre de Baby Doe. Ninguno. Sus padres ni siquiera llegaron a dárselo.
     Es descorazonador pensar que esos padres ni siquiera pusieron nombre a su hijo. Es descorazonador pensar que pese a que los médicos insistían en que se debía realizar la operación (sencilla y con una enorme garantía de éxito) quienes decidían por el niño prefirieron que muriese porque tenía Síndrome de Down y por tanto no iba a tener lo que ellos creían que era una vida de calidad. Es descorazonador pensar la felicidad que dejaron pasar de largo con ese hijo, y que acabase así una vida llena de posibilidades.

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