11 marzo 2013

Comienza el cónclave



   
 
Mañana, martes 12 de marzo, dará comienzo al cónclave del que surgirá el nuevo pontífice para la Iglesia Católica.

Desde que Benedicto XVI anunciara su renuncia hemos podido oír de todo. No sólo por parte de personalidades del mundo eclesial, también muchísimos periodistas (y otros que dicen serlo) han opinado sobre cómo debería ser el nuevo papa, a incluso se ha preguntado a gente de la calle sobre ello.

Entretanto he escuchado muchas veces las trilladísimas frases de "un papa más moderno es lo que hace falta", "un papa que entienda los nuevos tiempos", etc.

A éste respecto se ha pronunciado Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, México, con unas palabras a mi parecer muy acertadas y que comparto absolutamente:

Se vierten infinidad de opiniones sobre qué tipo de Papa necesitamos hoy. Es verdad que debe responder a los retos del mundo contemporáneo, con sus luces y sombras. En lo que hay una gran divergencia es en qué entendemos por mundo. Si queremos decir que esté atento a la realidad actual, que conozca y comprenda lo que pasa hoy, muy distinto al ayer, ¡de acuerdo! Eso han hecho los papas, no sólo desde Juan XXIII, que convocó el Concilio para que entraran nuevos aires a renovar la Iglesia, sino incluso desde León XIII, a fines del siglo XIX, hasta Benedicto XVI. Quien diga que éste no entendió el mundo moderno, no sabe lo que dice.

Pero si lo que se pide es que el nuevo Papa se amolde a los criterios dominantes, contrarios al Evangelio, ¡no saben lo que piden! La Iglesia no es dueña de la Palabra de Dios, para cambiarla, sino su servidora.

Por un lado quisiera destacar que hay muchas personas que no se han enterado de que Benedicto XVI ha entendido perfectamente al mundo moderno, y no sólo eso sino que ha hablado a éste, nuestro mundo de hoy. No se ha dirigido a gente de otra época, se ha dirigido a nosotros y nos ha dicho lo que teníamos que escuchar (que no siempre se corresponde con lo que queremos escuchar, pero eso es otra cosa). Benedicto ha hablado de las guerras actuales, no ha escondido la cabeza frente al problema de la pederastia infantil, ha hablado mucho sobre el matrimonio y la familia y ha defendido la exclusividad del modelo "hombre y mujer" frente a quienes tratan de justificar que existen otros modelos, ha hablado a los enfermos y ha explicado por qué el aborto y la eutanasia son un lacre para el mundo, ha dialogado con periodistas y filósofos de hoy sin censurar preguntas, ha visitado universidades y se ha reunido con jóvenes de hoy, a quienes ha mostrado su afecto y ha animado a ser "firmes en la fe". Además ha entendido del mundo de las redes sociales y ha participado del mismo.

Por otro lado, coincido en que hay quienes no saben lo que piden. Quien pretende que la Iglesia sea "más abierta", "que se modernice", no ha entendido para nada que la Iglesia vive en el momento de cada tiempo. La Iglesia puede utilizar (y utiliza en ocasiones) un lenguaje más moderno, o dirigirse a la gente por vías modernas, pero siempre portando la Palabra de Dios a los hombres. La Palabra es contemporánea a nosotros porque es atemporal. El Papa es un hombre, pero a través de él habla el Espíritu Santo, es por ello que querer un Pontífice a medida de "los cambios sociales" o "moderno" en el sentido en que se dice es descabellado. La Iglesia da respuestas al hombre de hoy, para saberlo basta con acercarse a las encíclicas papales o escuchar una homilía del ángelus, querer que esas respuestas se ajusten a la moral de cada uno no tiene nada que ver con la modernidad.

 

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